Oda a la pajarola
Llovió toda la siesta: el agua caía a chorros, las plantas sonreían, las calles se inundaban, los limpiaparabrisas trabajaban a pleno, los taxis tenían horas de demora, las gentes se mojaban, los perros se refrescaban...Nada fuera del ordinario orden de las siestas de lluvia.
Los músculos entumecidos, cansados.
¡en tu me entibio dulce pajarola que recorres la ventana con la certeza de no querer atravesarla. En mi tu titubeo remueve el fondo de lo que quedó en el barril luego de la lluvia. Em vos empiezo a hallar la forma de estropear los juncos junto al río, aunque no quiera llego allí !
Hoy hay luz de las siete de la tarde de un día nublado y lluvioso.
ya no llueve
ya no llego
lluevo.
¡ lluéveme sin explicaciones! Háblame sin alocuciones, sin sujeciones y mucho menos, háblame de amor. Porque si hablamos de amor, hablamos de lo inaudito a lo que acudimos en cada encuentro efímero y alunante. ¡ lluéveme! ¡ sólo lluéveme dulce pajarola!
¿Dónde te ubicás?
Donde te ubico
¿ cuál es tu posición?
¿la oposición? ¿ la propensión al llanto?
¿ la caída de la lluvia ?
¿ cuál es tu (o)posición ?
¡oh! ¡ que jaqueca me aqueja cuando de tus labios brotan las quejas !
¡ y que acequia recorro cuando secas en tus manos las orejas!
( simpática rima de las ovejas)
¿ Alguna vez vas a escribir sin tanta simpatía? ¿ cuándo será la crudeza tu forma de decir que te amo, que te lluevo, que te engaño?
La poesía en prosa invade, avanza sin pedir permiso en el terreno baldío que hay entre su casa y la mía, macheteando los yuyos y las plantas, respetando a los árboles porque son más grandes y porque si estuvieran muertos serían papel. Pero no es lo que necesitamos en este momento. ¿ Verdad duermevela ?
O pajarola mejor, que es como vengo refiriéndote.
Riéndo(me) pienso alunado, quiero decir, atulado
que mejor que todo esto
sería tomar un té helado.
