Tratamientos Recomendados (según, North Carolina Womens Hospital)
Diarrea: Tome solamente líquidos claros, Gatorade, Coca Cola o gingerale y coma gelatina por 24 horas. Según la diarrea mejora, añada gradualmente
alimentos a su dieta, añada la leche al final. Tome Kaopectate®* o
Donagel PG®* de acuerdo a las indicaciones, pero llámenos si en un día
no se resuelve el problema.
Hemorragia Nasal Aplique una bolsa de hielo a la naríz. Durante el invierno lubrique el aire con un humidificador o un recipiente con agua en una estufa de calentar y use un atomizador de solución salina. El farmacéutico la puede ayudar con esto.
Hinchazón de las Piernas: Eleve las piernas sobre el nivel de la cintura. Póngase medias de compresión y zapatos que le sirvan bien. Descanse por 30 minutos en su lado izquierdo. Si usted nota dolor, rojo, hinchazón, busque ayuda médica.
Dolor de Diente: Tome Tylenol®* o cualquier medicina para aliviar el dolor que no contenga aspirina (acetaminophen) para dolores ocasionales menores de
diente. Evite productos de ibuprofeno, como Advil®, Motrin®, o Aleve® a menos que su doctor o enfermera específicamente le recomiende estas medicinas. Póngase en contacto con un dentista tan pronto como pueda para más tratamiento. Si el dentista requiere una declaración autorizada, favor de llamar a la clínica de Obstetricia.
Dolor de Garganta: Haga gárgaras de solución de agua tibia con sal (una cucharada de sal con un cuarto de agua) o use aerosol Chloroseptic®*. Si usted tiene fiebre sobre los 101º llame a la clínica.
25 de mayo de 2008
18 de mayo de 2008
12 meses
Luego, al año más o menos, yo caminaba una calle de barrio sur por la que no suelo transitar asiduamente; volvía de la terapia con muchas cosas flotándome en la cabeza, un dolor de oído sobreabundante, una puntada en la rodilla derecha; en fin, buscando una panadería que venda cosas muy dulces, en lo posible, en exceso almibaradas. En barrio sur a las cuatro de la tarde el movimiento de los autos suele generarse con modestia, muy pocos peatones caminan rápido y los perros duermen. Lo vi a través de una resolana que chocaba en el ventanal; tenía una calculadora inmensa con energía solar, estaba demacrado, mucho más pelado y fumaba como siempre. Inspiré fuerte y me hizo retroceder con la fuerza del ojo de un vendaval. Me arrasaba Luna Barrero, ella y sus remeras de polyester; me destrozaba un brazo la cabina telefónica mientras hablaba con Dolores que hace tanto tiempo que no sé de ella; volví a esos guantes de látex sobre mi lengua, el olor de la anestesia, esa enfermera del policlínico dónde me sacaron el pirpinto, el aleteo; mi madre hablándome a media lengua, mi esfuerzo por comprenderla, mi madre repitiendo como atrás de un vidrio, abajo del agua de la bañadera donde me escondía de lowrey y su crueldad para ignorarme; lo vi y me empezó a doler la garganta; reproduje el trayecto de mi dedo sobre las letras empurpurinadas "einshel" de la remera de la barrero centroamericana llevándose a mi chico a mi cama; la jefa apareciendo como un truco, subiéndome en la camilla sucia, mis zapatos rojos aquella vez entre las góndolas iluminadas donde descubrí la verdad de su vida y mi realidad más atróz; el dolor, la oscuridad de su cuarto en el invierno con dos parlantes de computadora prendidos en una emisora abandonada, su contorno tibio sobre mis piernas desnudas, la luz en "on" de los parlantes que enganchan una cadena de oración en berazategui a las cinco de la mañana. Todas las armas, mis miras telescópicas, los ingredientes no comestibles con los que tamicé almuerzos y cenas completas; la música girando en toda la casa antes de hundir las orejas en la bañadera llena parecida al mausoleo materno con eco donde puse unas flores rojas sobre el banco de piedra en el que se sentó León Cabrera a tomar un helado conmigo en un sueño de Lowrey mientras cantaba en el varieté que yo le había concertado en un bar minúsculo del centro cubierto de ventanales donde nos emborrachabamos todos los fines de semana y él cantaba y me miraba desde el escenario mientras yo tragaba el segundo whisky de la noche y él me decía que se preguntaba en quién habré estado pensando yo mientras lloraba con el flamenco que cantaba cerca de la pared de ladrillos vistos y dos spots de luz cruda. Fuimos tan felices, tan monstruosamente a gusto circulando entre las mesas pegadas unas a otras; un espectáculo para el recuerdo, la integridad en su más pura expresión; dejándonos transformar por las manías, las faltas de amor; nunca fui más felíz que en esa escalera caracol. Y ahora lo tengo a Toranzo a través del vidrio, haciéndo calculos, tomando café.
12 de mayo de 2008
Oda Fermoza
Es tu costanera una avenida que lleva directo a Saturno
un cordón del río que no descansa en las noches
surcado por lanchas piratas que trafican tecnología
y drogas y armas.
Dicen que tu descubridor
anonadado por la curva de tu rastro
no pudo más que exclamar:
¡Fermoza!
Tu trazado urbano en cuadritáteros no equiláteros
cuatro para ser exactos, uno junto al otro
conformando entre los cuartos uno más grande me recuerda a otra ciudad familiar.
conjunto y subconjunto.
Y es así entre boulevares de algarrobas
que dejan caer sus frutos en las veredas.
Intento perderme pero siempre llego hasta el mismo fin del camino
donde un grupo de juegos para niños y vos en ellos.
Fermoza.
un cordón del río que no descansa en las noches
surcado por lanchas piratas que trafican tecnología
y drogas y armas.
Dicen que tu descubridor
anonadado por la curva de tu rastro
no pudo más que exclamar:
¡Fermoza!
Tu trazado urbano en cuadritáteros no equiláteros
cuatro para ser exactos, uno junto al otro
conformando entre los cuartos uno más grande me recuerda a otra ciudad familiar.
conjunto y subconjunto.
Y es así entre boulevares de algarrobas
que dejan caer sus frutos en las veredas.
Intento perderme pero siempre llego hasta el mismo fin del camino
donde un grupo de juegos para niños y vos en ellos.
Fermoza.
11 de mayo de 2008
El último informe de esta hora declara que los dos envases sobre una de las puntas de la bañadera eran de crema enjuague. Que el agua primero salía hervida, sofocando los espejos y los azulejos. Que me saqué la ropa empezando por la remera mangas largas de Coca Cola, después el corpiño negro, luego el jogging azul, pasando a las medias negras (tiñen al humedecerse)para cerrar con la bombacha inmensa que, sin ser un culotte, me da más seguridad que una tanga (integridad psíquica, aplomo, personalidad). Que al final de todo el procedimiento no me quedó más remedio que sacarme los auriculares y dejar una canción de los talking heads, a medias. Que sin gozar de la suficiente celeridad, advertí el charco caliente mientras reptaba cerca de mis tobillos, tiré una toalla que mi mamá se robó de un hotel brasilero. Que al meterme en la bañadera, el agua ya no hervía, más bien todo lo contrario, me cubría el polo norte el cuerpo crispado; al contraerme noté que bajé unos kilos y la obstinación con la que se dilataban los poros de la piel. Que aguanté al costado del chorro hasta que volviese la caliente; me puse las manos en las rodillas y me sentí el corazón (hay que dormir, pensé)). Que me lavé el pelo con jabón de tocador, por primera vez y que me pareció interesante. Que en otra época esto me hubiera puesto de pésimo humor, humor de minita.
4 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)