Vos tenías un vaso en la mano yo iba a entregarlo. Dos pares de ojos de distinto color mirando desde otras posiciones el identico exacto el mismísimo acto repulsivo.
Decís que te entristecés. yo te escucho. Te pregunto por quién es. Me califican de "meteponzoña". Yo sólo quiero comprobar que nos retristece lo mismo. Es así. "Comprobado".
La diferencia: lo triste de sentirme triste es que siempre es por lo mismo. Vos te entristecés porque nunca te habían dicho que no, excepto esto, que te infecta, te enferma, te recrudece, te hace retroceder dos vueltas.
Yo decidí irme. Qué se hace después de bajar por el ascensor mirando la goma negra del piso. Llegar, salir al frío, que alguien te recuerde que tenés los brazos helados. Caminar toda la cuadra mirando vidrieras apagadas con maniquíes que te miran fijo. Un tanque de agua rebalsa como si un elefante meara. Ya estoy fuera. Cada vez mas lejos. El elefante mea y mea sin fin. Recuerdo la escena "en pausa". La pausa se traba y la escena queda congelada. El stop no funciona. Aprieto cada vez mas fuerte. La escena del beso sigue congelada. Trato de adelantarla. Pasa en camara lenta mientras las bocas se abren de a poco y los ojos se van entrecerrando. Hacen movimientos de moluscos. Hay un ambiente anfibio en todo esto. Contracción- distracción.
Estoy siendo la espectadora de una escena que me hace crecer escamas y me tira al fondo del agua. Voy a desenchufar el aparato trabado. Ya fue.
Sigo caminando por las veredas vacías. Siguen las vidrieras espiandome. Todavía escucho al elefante mear. Me está meando entera. Estoy toda yo debajo de su chorro.
1 comentarios:
El elefante trompita.
Ay, tucson en invierno... casi que lo extraño.
Lagrimear en las calles humedas, sentir que la nariz se quiebra a pedacitos por los mocos y el papel higiénico para llorar.
ah...
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