30 de noviembre de 2008

Homenaje a la SADE juvenil- estrategias: "que no muera la poesía"- proyecto final

Hoy volví a encontrar los cuadernos donde escribía poemas. Era tan vintage que me negaba a escribir en computadora. Compraba blocks que gastaba rápidamente para después apilarlos en la biblioteca. Cierto día, presa de un pequeñísimo intervalo lúcido, incendié dos de los cuadernos; en los años siguientes al incendio me dediqué a perder otros dos más, pero como dice la leyenda: "el crimen perfecto no existe", uno de ellos sobrevivió a los tiempos de la SADE juvenil . MI iniciadora en las letras era además mi antítesis. También sabía de memoria sus propios poemas, todos sus cuadernos eran vegetales y mucho más prolijos que los míos. LA iniciadora se lo tomaba mucho más en serio. Ganaba concursos municipales, sabía usar los tonos de voz para la declamación, tomaba vino, hablaba fuerte y fumaba mas de diez cigarrillos en dos horas. Me entrenaba en el arte de la vintageada. Me obligaba a leerles mis poemas a los viejos catedráticos del subsuelo del jockey y me suministraba la lectura obligada, también me invitaba a fiestas a las que no me dejaban ir. Cuando yo no me animaba a declamar delante de Lagmanovich, me quitaba las hojas de la mano, se prendía un cigarrillo y los leía ella como si fueran suyos. El día del falso estado de sitio yo terminé declarando en la puerta de la SADE que sería capáz de morir por la literatura y acto seguido confeccionamos un decálogo en lenguaje notarial en el cual nos obligábamos como un deseo de última voluntad a otorgarle fidelidad aboluta a la poesía; cerrábamos con citas de Artaud: "El surrealismo parte de las caricias que nos hacen perder el conocimiento" o Lautreamont: "La poesía debe ser escrita por todos". También nos fascinaba la comparación y armábamos cuadritos: Poesía Surrealista y Maldita/Contracultura Beat.
Tanto entrenamiento me otorgó el honor de tener a mi cargo la autoría de la frase que iba a cerrar el acto de fin de curso en quinto año que incluía tres variaciones:
*1 "Al término de una etapa nos preparamos para enfrentar nuevas metas"
*2 "Terminamos una etapa, enfrentamos nuevas metas"
*3 "Al término de una etapa enfrentaremos nuevas metas"
No contentas con formar parte activa de la SADE, íbamos a un taller de poesía todos los viernes. Firmábamos todos los textos, ad solemnitatem. Editabamos trípticos: "No soy poetisa, soy poeta". De vez en cuando competíamos de alguna forma parecida a la guerra de djs:
*a"Esa mujer es el letargo oscuro/ríe como noche/siempre es una hoja desnuda en la lluvia"
*b"No soy poetisa/ ellas son luminosas y voltean precipicios/yo ando siempre oscureciéndome y despeinada".

27 de noviembre de 2008

esta noche


20 de noviembre de 2008

Ayer en el rougés


un monotrema es una animal mamífero que pone huevos. sólo quedan dos tipos. ya no me acuerdo cuáles eran porque me quedé pensando si están en extinción o no. me respondieron: no.lo que pasa con las presentaciones públicas con micrófono es que si sos joven y presumido, seguramente te pones nervioso, minimamente colorado. creo que es algo que se maneja con el tiempo, no se. danadolce es joven, abogada y también es lourdes mortal. Y creo, digo: todas las presentaciones están bien si sonreís y tus amigos sonríen con vos. Las palabras “mail” o “fotolog” dan igual. existen lapsus para volver más distendidas las presentaciones de perlas cultivadas protocolares más de padres que de hijos.llegué tarde a la presentación brillovox de trashsonetos, elektrita no me despiertes estoy jugando a dormirme, y el manual de amadero /snark gandolfo. no escuché el cuento que leyó el chavez ni el que leyó max. Pero tengo en mis manos el ejemplar gratuito de literatura bolchevique, muy inteligente y lo que me gusta es que no lo entiendo mucho ;)me gusta tener amigos que gustan de escribir, publicar y comer empanadas fritas insaboras de queso, porque obvio las empanadas de queso nunca tienen gusto a algo más que a queso.
esta noche audaz b + maxylowrey + panduro en sala ross.


danielelias00 dijo en 20/11/08 10:56
volvio mumu!!

mumu2 dijo en 20/11/08 11:41
http://www.fotolog.com/cumbio/55848671

mumu2 dijo en 20/11/08 11:44
http://www.fotolog.com/cumbio1/55858083

mibabydoll dijo en 20/11/08 11:51
jajajaja qué buen relato mumu, te esperé, quería que te sientes adelante asi yo solamente te mire a vos y me distienda; pero bueno, en la primera fila estaban grunauer (inalterable), allegrucci, rosso y chavez que largó una carcajada cuando dije que la sole se habia hecho un mail en vez de un fotolog.
mumu2 dijo en 20/11/08 12:04
lo que pasa con la carcajada de chavez es que es un nerd indie (palabras de la clo) que lee poemas socialistas y ocupa buena posición en el biggest brain. pero con eso y todo se lo quiere.y si dijiste que la sole se había hecho un mail ¿cual es el problema? porque es verdad. sole también se ha hecho un mail. y si no hay crrespondencia directa con el libro cual eh eh? joder! me enojéh leeh

18 de noviembre de 2008

collares de perlas ardientes



Todo se resuelve dos días antes; de eso nunca hay que olvidarse.

13 de noviembre de 2008

En oficinas, no trabajé


Primero: pensaba en cortarme el pelo. Yo sola. El peluquero que me corta el pelo es demasiado respetuoso para mi gusto; ya en estas instancias prefiero la irreverencia. También me acordaba de esa gente que le dona el pelo a la virgen (más parecido a un rito umbanda que a una donación, teniendo en cuenta que el acto de donar, de dar sin recibir nada a cambio, casi siempre genera un beneficio en el donatario; dar pelo muerto a una estatua me parece un poco patológico).
Segundo: vamos a llegar para el 19 mi querido amadeo; así tengamos que golpear a alguien o destrozar cajeros automáticos a patadas; en última instancia siempre están los padres aunque ya seamos gente grande semi-profesional , no importa, si tenemos que convertirnos en malos directores de cine o en editores clase b o en chantas literarios o en la escoria de la producción artística; si al final lo único que queremos es emborracharnos . Vamos a seguir nuestra vocación que es mini y gigante a la vez.
Tercero: voy a extrañar a esos cretinos soberbios de la peor calaña de hijos de puta. Nunca pensé que podría llegar a la nostalgia pero quizás en el fondo algo me enseñaron; no solamente más de cien kilos de papeles con artículos mucho menos que inservibles. Todas mis veces en ese lugar fueron de completa desnudez, ninguna literatura, ningún amor, nada de padres. Sin lugar para el mariconeo. O entrás o te vas. Punto. La facultad de leyes.
Cuarto: hace un calor del choto y tengo una boca en la boca del estomago parecida a una planta carnívora que me dice: pelotudita, dejá de boludear ya y andá a llorarle a tu mama.

9 de noviembre de 2008

locuela

Haber alzado el revólver (irrefutablemente inútil para el logro de su cometido) no ha sido verdaderamente lo que terminó por generarme pavor y desenfreno; sino más bien, mi auto teatro estéril para nadie en particlar. Yo sobre una escalera buscando una valija; nadie en el cuarto, ni un ruido en el patio, quizás al fondo (y si hubiera prestado atención) hubiera oído algún tipo de viento sobre la enredadera. Nadie en la casa. Absolutamente sola, en una especie de soledad que concibe nada más que travesuras. La soledad me devuelve un silencio especial, más tarde me produce una congoja parecida al abandono (más cercano a un ritual "twiddling" que a un abandono fehaciente) y luego, al fin, me lanza a la curiosidad. Busqué una valija, no para guardar ropa, sí para llevar libros; y como cada vez que se va en busca deliberada de un objeto en especial se termina encontrando lo inesperado, yo me encontré ese revólver erosionado por las humedades y el reposo. Me acordé de encaracolado apuntando a la oscuridad un instante y quise emular. Quise apuntar a la ausencia un instante y pensé en eso de apuntar instantes y como apuntar no sólo significa asestar sino también señalar, pretender, ambicionar, remendar o zurcir; toqué el peso sobre una mano y no pude (como no puedo nunca, en nada) rechazar la mezcla de terror y placer; volví a recordar la escena de encaracolado y tapé el caño con la mano. Después me aburrí. Nadie pudo ni sospechar de la existencia de la escena, ni estar cerca, ni dudar, ni oír absolutamente nada.
He rumiado meses enteros, he sido locuaz y perseverante en los discursos engorrosos, he hablado hasta el cansancio de la misma mierda, día tras día; me he agobiado, he sustituído faltas con potenciales rellenos que luego se desdoblan en más falta. He elucubrado a chorros durante meses, cómo iba a ser el momento en que me descubran; lo he detallado, lo he perfecccionado, lo he desarmado y lo volví a construir en reverso tratando de hacer algo un poco más amable o negociable. Ni ensayando todas las causas y los motivos más asfixiantes, ni mintiendo hasta el fondo, ni escapando obscenamente, he logrado volcarme tanto patetismo encima como con el auto teatro.

2 de noviembre de 2008

caretaker

Necesitaba alguien que le planche la ropa, que se la doble y deje una pila de colores diferentes sobre la cama. Quería llegar y asentar la cabeza sobre el cuello de una remera tibia con olor a Vívere, cerrar los ojos ablandando los párpados y dejar que las comisuras de la boca se estiren y tomen la dirección necesaria por naturaleza propia. Necesitaba alguien que limpie el lavabo del baño con virulana y Odex; en especial, el redondel de acero del desagüe que a veces queda manchado por el agua y la pasta dental. También pensó en los costados de la base del bidet y del inodoro, donde siempre queda un poquito de agua que, en el caso que sea por la mañana y llegara a pisarla con los pies sin medias mientras hace la pis, formaría una línea negra que traza las baldozas blancas del piso, como una frenada. Ese mínimo accidente le hace mirar para abajo y continuar hacia los zócalos, subir por los azulejos de la bañadera, llegar a la cortina plástica, verla y amargarse. Necesita alguien que toque el timbre a las nueve de la mañana; que pueda hacerle el favor de comprarle facturas mientrás tanto ella hace café y mira por la ventana hacia el jardín verde; ve caer una pelota de tenis o de paddle y después otra. El perro corre, muerde una y se la acerca hasta la ventana que está cerrada. Hay gente que juega al paddle a las nueve de la mañana. Cree que no debería comer facturas con crema pastelera, quizás con membrillo todo sería un poco más sano. Hay un pájaro sobre la antena de televisión; otro más. Este parece perdido, mueve el cogote levemente preocupado, mueve toda la antena (que ya de todos modos no sirve, creo que nunca cumplió su cometido, pero le gusta mirarla; cuando era chica quería llegar hasta ahí con la punta de los pies). A los gritos se les puede dar un significado. Pueden darse en los vuelos, en los reagrupamientos cuando aparece un depredador, en las paredes sexuales, en la cópula, en la alimentación de los jóvenes, etc. Así, a cada grito se le puede asignar una función particular. Por el contrario, el canto requiere de un análisis más profundo. Sus funciones son múltiples y a veces difíciles de identificar. Todas las aves emiten gritos, pero solo las oscinas (aves cantoras) que forman parte de las especies más evolucionadas, poseen cantos. Éste pobrecito que está asustadito, claramente y bajo todas las luces de la mañana, grita y encima se le mueve el pecho como si tuviera una sopapa que chupa y desgarra. Necesita alguien que saque el polvo de los vericuetos impenetrables entre los portarretratos y las cajitas de madera, tan pelotuditas e inoportunas, donde puede encontrar tarjetas de imprentas o de cambio de aceite y filtro, llaves de algún lugar que ni le importa averiguar, cintitas rojas, tickets de supermercado, tickets de carga de combustible, tickets de llamadas de larga distancia. Se pone un short y sale por el zaguán a la calle; los ojos desacostumbrados aún al sol, una oleada de motos "escape silence", ómnibus que van a tafí viejo; otros que, por la dirección contraria, van al centro; se detienen entre la fila del embotellamiento. Los pasajeros congelados la observan en plenario y en simultáneo; todos apuntando a la misma línea de vista. Ella les devuelve la mirada empezando por el primero desde la izquierda hasta el último de la derecha. No hay nada por lo que valga la pena tan desmesurada concentración; un short azul, dos piernas blancas y medio gordas, un par de zapatillas rojas, una musculosa roja también. Como si todos ellos, reunidos en asamblea, hubieran subido a ese ómnibus sólo para pararse unos instantes frente a su casa. No hay motivos para la intimidación. Ya que todo le ha quedado desierto; los actos del pasado y hasta incluso las elucubraciones, todo lo que emerge y explota en una diminuta tormenta sobre las aureolas de las copas. En otro momento le hubiera palpitado el corazón y hubiera considerado la posibilidad de su imágen en la carcel o en algún diario o en algún blog. Piensa en los apremios; necesita alguien que le lave la ropa, con Camellito y Vívere. Toda la ropa; el vestidor completo. Una a una las prendas, las medias, las bombachas y los corpiños también. Después rociar con algún desinfectante y vaciar el primer cajón donde guarda en una bolsa inmensa todos los cepillos de dientes que se van olvidando los que se van yendo. También los chocolates de regalo (que están en la misma bolsa de los cepillos) que nunca abrió por múltiples motivos; una bolsa acartonada con caramelos brasileros, una caja de alfajores cordobeces, un chocolate blanco cobertura chocolate negro, otra barrita del mismo sabor pero con un poema que no se anima a leer, el envoltorio de un paragüitas y el palito rojo, una tarjeta: "temporada de presentes", la palabra "amor" construída con las letras de la palabra Marlboro y atrás una fecha viejísima. Quiere poner música, pero en las últimas semanas (que son meses extremadamente largos) todos los discos que descarga son la misma guitarrita tintintin; y los otros, los que no son tan blanditos parecieran ser bandas sonoras de imágenes que había ejercitado con fruición en su cabeza para una próxima escena literaria o lo que venga. Necesita tapizar los sillones y limpiar la biblioteca, muy desprolija, un exabrupto de papeles al pedo. Mira la cama, vuelve a mirar la cama, la mira sola. Piensa que necesita con premura alguien que venga a fumigar; hace años que nadie fumiga. ¿Por qué pasó tanto tiempo sin que nadie venga a fumigar? ¿Y si hay alacranes? Se pregunta y se mira los pies sin medias; y también observa que el cuarto está lleno de muebles de madera donde podrían esconderse alacranes chiquititos, pero no por eso, menos venenosos. Se pregunta si es que habría que sacar todos los muebles del cuarto. Tirar todos los papeles de los cajones de la comoda (la mayoría, cuadernos de ejercicios poéticos dadá o poemas en verso libre o intentos de sonetos a lo "siglo de oro español") fumigar la parte de atrás de los espejos, fumigar las partes de atrás de todos los espejos; esa era la idea, la idea más genial.