8 de septiembre de 2008

el ajo

Siempre me miente y a todo le pone ajo, le pido: por favor, me da arcadas. Reincide y vuelvo a ser engañada, lo sé porque barro las cáscaras rosas que se pegan en las hendiduras de las baldosas; de noche en medio del silencio veo los rastros en las hornallas, sobre el piso, cerca de la basura. Sé que he comido ajo otra vez, y no obstante, busco la escoba y hago desaparecer los restos; sé que mañana me va a jurar mientras me mira a los ojos, que no compra ajo desde navidad y además acepto que voy a volver a comer, a masticar y a tragar, a sabiendas, todo eso que me da náuseas. Le pido que no me mienta y se caga en mi pedido. Sin restos de compasión ni un mínimo de vergüenza, se acerca a mí, me clava los ojos y confiesa como si dijera la aboluta verdad. Con las comisuras de la boca distendidas, los ojos caídos y un tono de canario medio tímido, vuelve a valerse de la impunidad y me miente sin problema alguno. Falta a la verdad sobre mi cara, transgrede los límites de la confianza, me mete los dedos en la oreja, se burla con estilo ad solemnitatem y formalmente me demuestra que se caga en mí todas las veces que tiene ganas, cuando se le antoja y como se le canta. Con sobriedad en el invierno más un agregado de obscenidad en el verano, a veces se caga de risa con delicadeza en la primavera y en el otoño cuando se deprime un poco por la tierra del ambiente le adosa una cantidad suficiente de falta de escrúpulos como para hacerme estallar en cualquier lugar, cueste lo que cueste.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

cuantas veces uno tiene que repetir las cosas?
exactamente la misma cantidad de veces que el otro tiene que activar el mecanismo de la omision de lo escuchado
hacerse el boludo, es todo un arte


me gusto mucho, saludos!.-

mezcalita dijo...

muy bueno!





ta loco la negación papáa! la víctima del engaño es su propio victimario; borra las huellas del crimen.

mezcalita dijo...

Aunque yo también te obligaría. Cómo no te va a gustar el ajo. Eso es "porque no lo probaste así" .

Dalai irma dijo...

No voy a explicar mucho mi asco por el ajo y la cebolla;sólo puedo decir que e primer contacto que tuve con la cebolla, fue una sopa de mi abuela italiana, cuando vi flotando los pedacitos, tuve nauseas instantáneamente. Al trasfondo lo entendems todos, o no.

r dijo...

no sé, meterse con el ajo y la cebolla, es medio jodido; son el Moyano y el D´elía de las verduras

theremin dijo...

qué diría el típico comentador de mi blog: ¡Pero si es riquísimo el ajo!

theremin dijo...

una noche hace mucho tiempo eramos como 8 amigos y discutimos durante muchas horas si era mas desagradable el aliento a ajo o a vino.

Amadeo dijo...

el aliento a ajo es algo maravilloso, dejense de hacerse los que.