Tio Danilo

Mi tío Danilo riega las plantas del balcón con una regadera.

Las observa como si fuera una enfermera en plena colocación de chata, les manipula los petalos, larga chorros de agua como una lluvia torpe. Riega y ejecuta una obligacion de memoria. La profundidad de excavación con la línea de la vista traspasa el barro de la maseta, rompe el balcón, un caño de agua, una foto de la madre de su mujer el día del casamiento. El agua se convierte en ducha que riega sin querer las margaritas sobre la vereda. El tío Danilo usa sweters de bremer escote en V azul marino con un caballito rojo o un cocodrilo verde. La mujer da una orden. Pone la regadera a la vista. Abre un caño. Corre las cortinas. Muestra la luna. Descubre las masetas. Expone las flores al tío Danilo. Le acerca una bufanda.

Prende el televisor y se tira a la cama. Hace un pequeño zapping. Moria. Graciela. Susana. Matías Ale. Rié a carcajadas de los chistes de Matias Alé. Le cuenta al tío Danilo lo mucho que le gustaría tener hijos con Alé.

Desde la vereda de enfrente veo al tío encuadrado en la ventana. Agarra la regadera como un dios. Las plantas van perdiendo la rectitud del tallo. Rebalsa una linea de barro que parte en dos la pared en blanco. La orden es: regar hasta acabar el agua de la regadera.