28 de abril de 2007
Brad ya no quiere a Jennifer
Y yo qué? Acaso no podíamos ser felices y sacarnos fotos en tu cámara web para que después la exhibas en tu messenger a todos tus contactos?.
Podríamos haber hecho la misma pose. Abrazados de perfil riéndonos tan frescos y genuinos y con tantos dientes blancos.
Yo quiero saber si alguna vez te asusté. Quiero que me digas por qué no conmigo.
Necesito saber cuál es la pieza que sobra que impide la fusión. O qué es lo que me falta para que vos te enganches a mí y saltemos desde un avión haciendo paracaidismo o rafting o cualquier deporte extremo, lo que quieras.
Y si no podés contestarme entonces no me digas nada, ya se me pasará. Quizás es sólo por este fin de semana en particular que me siento sola.
Mercadería de outlet.
Mesa de saldos.
Ultima liquidación por cierre definitivo
Maniquí de la feria de La Salada.
Estante del mercado Persia.
Libro usado que se vende a trueque.
Panfleto de propaganda tirado al suelo de la peatonal con leyenda:
“prohibido arrojar a la vía publica”
Segunda selección de un local en Flores
Lo que quedó de la temporada anterior con colores demodé
Una peluquería unisex del Bajo:
Corte/ lavado/ brushing a $10
Un pub de Alderetes un sábado a la noche escuchando:
La vaca sagrada
Una cartera de cuerina expuesta en la mercería de un supermercado
Un par de ojotas Leoninas en La Perla el 15 de enero
Un perfume de catálogo
Un calzoncillo que te queda chico y te da calambres.
Podríamos haber hecho la misma pose. Abrazados de perfil riéndonos tan frescos y genuinos y con tantos dientes blancos.
Yo quiero saber si alguna vez te asusté. Quiero que me digas por qué no conmigo.
Necesito saber cuál es la pieza que sobra que impide la fusión. O qué es lo que me falta para que vos te enganches a mí y saltemos desde un avión haciendo paracaidismo o rafting o cualquier deporte extremo, lo que quieras.
Y si no podés contestarme entonces no me digas nada, ya se me pasará. Quizás es sólo por este fin de semana en particular que me siento sola.
Mercadería de outlet.
Mesa de saldos.
Ultima liquidación por cierre definitivo
Maniquí de la feria de La Salada.
Estante del mercado Persia.
Libro usado que se vende a trueque.
Panfleto de propaganda tirado al suelo de la peatonal con leyenda:
“prohibido arrojar a la vía publica”
Segunda selección de un local en Flores
Lo que quedó de la temporada anterior con colores demodé
Una peluquería unisex del Bajo:
Corte/ lavado/ brushing a $10
Un pub de Alderetes un sábado a la noche escuchando:
La vaca sagrada
Una cartera de cuerina expuesta en la mercería de un supermercado
Un par de ojotas Leoninas en La Perla el 15 de enero
Un perfume de catálogo
Un calzoncillo que te queda chico y te da calambres.
27 de abril de 2007
Te cedo mi buque a casco desnudo, capitan!
para que lo armes a tu antojo
y estampes tu nombre
en la proa
te cedo el dominio pleno, capitan!
todo te lo doy
desierto
para que embarques vos tu tripulacion
y lo equipes
y lo dotes
con marineros infieles
pertrechos
barquitos de salvamento rodeandolo entero
te lo entrego
todo el babor y el estribor solitos para vos
te cedo con gusto la popa
para que arremetas mi capitán
arremetas capitán
así
así capitán
así
delicioso
para que lo armes a tu antojo
y estampes tu nombre
en la proa
te cedo el dominio pleno, capitan!
todo te lo doy
desierto
para que embarques vos tu tripulacion
y lo equipes
y lo dotes
con marineros infieles
pertrechos
barquitos de salvamento rodeandolo entero
te lo entrego
todo el babor y el estribor solitos para vos
te cedo con gusto la popa
para que arremetas mi capitán
arremetas capitán
así
así capitán
así
delicioso
DESDE AQUÍ QUEREMOS AGRADECER A TODOS LOS QUE FUERON AL VIRLA ANOCHE, GENTILMENTE, Y ADEMAS COMPRARON LA REVISTA Y EL LIBRO Y TAMBIEN, A LOS QUE GENTILMENTE, LOS ADQUIRIERON AL FIADO.
22 de abril de 2007
HOY-HOY-HOY-HOY
Para todos aquellos que gustan (o no) del blog , pero que no tienen paciencia para leerlo todo, para los que les gusta leer tirados en la cama, en el colectivo, o en el baño, o tambien para quienes aun creen en el papel como soporte de las palabras...
(una selección de lo mejor de www.maxylowrey.blogspot.com)
+ Belén romero Gunset expone: "ABC TUCUMÁN"
+ Lourdes Farall presenta su primer libro de poemas: "LAS MILFURIAS"
En vivo:
MAX Y LOWREY
PRISA
Jueves 26/4 - 20:00 hs. - Centro C. Virla. 25 de mayo al 200
Inauguración ABC Tucumán
¡Infaltable!¡Imperdible! ¡Irrepetible!
Etiquetas:
En Vivo
17 de abril de 2007
Luna de cristal dejame soñar quiero ser estrella yo ya sé brillar
Quizás sea debido a mi estirpe italiana que me gustan esos grandes shows de la RAI. Siempre me gustaron. Acostumbraba levantarme a la mañana a poner los cassettes de Xuxa o los de Reina Reech. Como casi todas las niñas de principios de los noventa, mi sueño era ser paquita. Digo casi porque el otro bando de niñas bailaba con “La ola está de fiesta” de Flavia Palmiero y en el grado competíamos por ser el grupo con mayor cantidad de adeptas.
Nunca voy a olvidar el día que la señorita Eve nos llevó al Mayestic a ver Luna de Cristal. Xuxa estaba secuestrada en una alcantarilla junto con un chico rubio con los dientes sucios que denotaban la cantidad de tiempo de reclusión bajo la calle. Por varios días pensé que si esas cosas terribles le sucedían a Xuxa entonces a mí también podrían secuestrarme.
El cine era una gran alcantarilla y mis compañeras le gritaban al monstruo baboso que psicopateaba a Xuxa acercándole su nariz gancho hasta rozar esos labios voluptuosos: ”Noooooooo!, sácala de ahiiiiiiiiiiiii, gordo maloooooooooo”. Yo no quería gritar porque me imaginaba que el gordo baboso iba a aparecer corriendo entre las butacas a robarse a alguno de nosotros. La señorita Eve se daba vuelta desde la primera fila y nos pedía silencio con total falta de respeto de su parte ya que mis amigas estaban denunciando el secuestro de la animadora mas grande del mundo.
No recuerdo por qué pero Xuxa terminó zafando de la alcantarilla y entró a trabajar de empleada domestica en la casa de una gorda muy sucia y con unos tremendos pelos en las piernas. La primer escena en la casa desastrosa mostraba a una Xuxa veinteañera con su cola alta y rubia frente a la mesada de la cocina contemplando la pila de platos grasosos rodeados de cucarachas. Cucarachas por doquier. Todos los planos mostraban cucarachas en movimiento. Al principio shock emocional y luego a remangarse y ponerse los guantes para lavar. Mientras cantaba Crocki, crocki, crocki, crocki, menuda confusión de mi mamá dejó la cocina brillante y desinfectada, pero claro, como a una heroína de bajitos todo le sale mal al principio, la dueña de casa le hacía lavar los pisos con franela y de rodillas. Mientras lo hacía cantaba ahora hay que contar: un, dos, tres, un, dos, tres y me tienes que abrazar, la canción del hada madrina que se le aparece a Xuxa mientras lava.
Ahogándose en su propia maldad, la gorda peluda que intentaba depilarse sentada en el inodoro, chorreó cera a la tabla y se quedó pegada. Gritaba desesperada de la quemazón y de la pegazón mientras el hada y Xuxa se reían a carcajadas ( el Mayestic parecía un superclásico. Mientras nosotras, las chicas, nos burlábamos con saña de la gorda pegada al inodoro, los chicos por hacernos la contra, gritaban: “que la saquen a la gordaaaaaaa”). Finalmente llegaron los bomberos y como cualquier comedia yanquee, arrancaron el inodoro del piso y sacaron a la malvada hija de puta delante de todo el vecindario hasta subirla a una ambulancia sentada en el inodoro.
Xuxa se había liberado. Ya había sido rehén, ya había sido mucama, ya había sido una sometida pero ahora quería soñar. Entonces con sus amiguitos del barrio, todos de mi edad, siete u ocho años, ( en el cine nos moríamos de celos de no estar ahí de extras) descubrieron un paraíso frondoso, muy selvático, vaporoso como garoto brasilero. Los amiguitos vestidos de ángeles cantaban enloquecidos: vamos junto a ti, seremos invencibles hasta el fin, juntos somos mas y nadie puede hacernos tropezar y Xuxa canta: un sueño para dar, me hace cantarte amor y ahora todos, los amiguitos, xuxa, todo el elenco, el cine, la señorita Eve: Luna de cristal dejame soñar, quiero ser estrella, yo ya sé brillar, luna de cristal, llena de pasión, haz que sea mi vida llena de emociooooooón.
Nunca voy a olvidar el día que la señorita Eve nos llevó al Mayestic a ver Luna de Cristal. Xuxa estaba secuestrada en una alcantarilla junto con un chico rubio con los dientes sucios que denotaban la cantidad de tiempo de reclusión bajo la calle. Por varios días pensé que si esas cosas terribles le sucedían a Xuxa entonces a mí también podrían secuestrarme.
El cine era una gran alcantarilla y mis compañeras le gritaban al monstruo baboso que psicopateaba a Xuxa acercándole su nariz gancho hasta rozar esos labios voluptuosos: ”Noooooooo!, sácala de ahiiiiiiiiiiiii, gordo maloooooooooo”. Yo no quería gritar porque me imaginaba que el gordo baboso iba a aparecer corriendo entre las butacas a robarse a alguno de nosotros. La señorita Eve se daba vuelta desde la primera fila y nos pedía silencio con total falta de respeto de su parte ya que mis amigas estaban denunciando el secuestro de la animadora mas grande del mundo.
No recuerdo por qué pero Xuxa terminó zafando de la alcantarilla y entró a trabajar de empleada domestica en la casa de una gorda muy sucia y con unos tremendos pelos en las piernas. La primer escena en la casa desastrosa mostraba a una Xuxa veinteañera con su cola alta y rubia frente a la mesada de la cocina contemplando la pila de platos grasosos rodeados de cucarachas. Cucarachas por doquier. Todos los planos mostraban cucarachas en movimiento. Al principio shock emocional y luego a remangarse y ponerse los guantes para lavar. Mientras cantaba Crocki, crocki, crocki, crocki, menuda confusión de mi mamá dejó la cocina brillante y desinfectada, pero claro, como a una heroína de bajitos todo le sale mal al principio, la dueña de casa le hacía lavar los pisos con franela y de rodillas. Mientras lo hacía cantaba ahora hay que contar: un, dos, tres, un, dos, tres y me tienes que abrazar, la canción del hada madrina que se le aparece a Xuxa mientras lava.
Ahogándose en su propia maldad, la gorda peluda que intentaba depilarse sentada en el inodoro, chorreó cera a la tabla y se quedó pegada. Gritaba desesperada de la quemazón y de la pegazón mientras el hada y Xuxa se reían a carcajadas ( el Mayestic parecía un superclásico. Mientras nosotras, las chicas, nos burlábamos con saña de la gorda pegada al inodoro, los chicos por hacernos la contra, gritaban: “que la saquen a la gordaaaaaaa”). Finalmente llegaron los bomberos y como cualquier comedia yanquee, arrancaron el inodoro del piso y sacaron a la malvada hija de puta delante de todo el vecindario hasta subirla a una ambulancia sentada en el inodoro.
Xuxa se había liberado. Ya había sido rehén, ya había sido mucama, ya había sido una sometida pero ahora quería soñar. Entonces con sus amiguitos del barrio, todos de mi edad, siete u ocho años, ( en el cine nos moríamos de celos de no estar ahí de extras) descubrieron un paraíso frondoso, muy selvático, vaporoso como garoto brasilero. Los amiguitos vestidos de ángeles cantaban enloquecidos: vamos junto a ti, seremos invencibles hasta el fin, juntos somos mas y nadie puede hacernos tropezar y Xuxa canta: un sueño para dar, me hace cantarte amor y ahora todos, los amiguitos, xuxa, todo el elenco, el cine, la señorita Eve: Luna de cristal dejame soñar, quiero ser estrella, yo ya sé brillar, luna de cristal, llena de pasión, haz que sea mi vida llena de emociooooooón.
16 de abril de 2007
Es que estoy pensando en ti
En la mañana no desayuno porque pienso en ti,
al mediodía no almuerzo porque pienso en ti,
en la tarde no meriendo porque pienso en ti,y en la noche no duermo,
¡porque tengo hambre!
AQUI RAMBO
Los acciddentes en los dedos gordos ocurren a menudo, y según su gravedad se clasifican en: poco graves, graves o muy graves. En tu caso me parece que son MUY GRAVES, por lo que te recomiendo que visites un médico (Siempre que puedo visito Consultorios) Por otro lado, es mejor lastimarse el dedo de "todo Ok, mi vida fantástica", antes que el dedo mayor de "qué me importa tu vida feliz, fuck the people and the goverment, anarquía, anarquía, el mundo en armonía". Cascadas de sangre de las puntas de los dedos de la mano a las puntas de los dedos de los pies.Yo , que estuve en muchas peliculas llenas de sangre y acción, te digo que es lo mejor, nada como la sangre de Sylvester Stallone.
Contestador automatico de Rambo.
Hola si?, habla Dana Dolce, llamo de parte de maxylowrey, no sé si usted lo conoce, yo en realidad no sé si me mandaron a hablar con Sylvester Stallone o con Rambo, es lo mismo?, bueno en fin, tengo una secuencia de problemas que creo se deben a la mala suerte que tuve en el primer eslabón de la cadena. El viernes pasado comencé mi noche perdiendo una moneda de un peso en el piso de una disco, no sé si me entederá. Una discotteque, boliche, un lugar para ir a bailar. Aparentemente la perdí debajo de un silloón y me dio verguenza arrodillarme para buscarla. Luego mandé un mensaje de texto a mi chico X que respondió muy encantado a mi insinuación invitandole a ir donde yo estaba, " y si voy, que vamos a tomar?" a lo que yo sorprendida le contesté: "vino ja ja". El chico X no me respondió entonces decidí torpemente llamarlo. Llamado que el rechazó y yo me quedé en medio de un lugar lleno de gente que circula esbelta y despreocupada con tragos y cigarrilos en la mano, con el pelo radiante y suaves movimientos de los flequillos, todos atractivos, con panza chata y sonrisa turgente. Y ahi estaba yo en medio de toda la luz del mundo acumulada en ese lugar. El chico X llama a mi celular, manoteo y atiendo, confunde mi numero con el de un amigo y el mensaje de " qué vamos a tomar" no era para mí. Me siento aun mas estupida hablando a los gritos a la par del baño de hombres y de ultima le propongo que me busque, acepta y conozco el cerro de noche, como una boca de lobo, una selva petrificada donde podría haber una colonia de pervetidos sexuales que asaltan a los jovenes desnudos dentro de los autos. La pasé bien, Sr. Stallone, pero no todo se pudo completar, aunque creo que esta vez no fue mi culpa.
Al otro día me levanté y se me rompió en pedazos un vaso en la mano izquierda, siempre me lastimo la mano izquierda ( hace unos meses me corté la linea del amor con un cuchillo tramontina intentando separar dos hamburguesas) ahora se me clavó una astilla en la base del dedo gordo, el dedo del O.K, el dedo del " está todo bien, me va barbaro en la vida, no tengo preocupaciones y cuando camino por la calle el viento me golpea en la cara y me confirma que todo está resplandeciente, no me duele nada, y las complicaciones se resuelven al instante". Ese dedo, el dedo gordo que hace esa seña maravillosa. Pensé que no era nada, pero al cabo de unos minutos me empezó a sangrar. Primero despacito, luego cada vez mas, la sangre bajaba en cascadas hasta la muñeca. Creo que me clavé una astilla en lo profundo del dedo gordo, no la siento pero se que está ahi fagocitandome entre la carne, quizás al cabo de unos años se me arme una capa de vidrio entra la carne y la piel. Pienso que van a tener que abrirme con un bisturí y escarbar hasta encontrar la astilla en el dedo del "me va barbaro en la vida, estoy feliz".
La pregunta es: Usted Sr. Rambo, ya que todo lo resuelve, que opinion tiene al respecto?
Hola si?, habla Dana Dolce, llamo de parte de maxylowrey, no sé si usted lo conoce, yo en realidad no sé si me mandaron a hablar con Sylvester Stallone o con Rambo, es lo mismo?, bueno en fin, tengo una secuencia de problemas que creo se deben a la mala suerte que tuve en el primer eslabón de la cadena. El viernes pasado comencé mi noche perdiendo una moneda de un peso en el piso de una disco, no sé si me entederá. Una discotteque, boliche, un lugar para ir a bailar. Aparentemente la perdí debajo de un silloón y me dio verguenza arrodillarme para buscarla. Luego mandé un mensaje de texto a mi chico X que respondió muy encantado a mi insinuación invitandole a ir donde yo estaba, " y si voy, que vamos a tomar?" a lo que yo sorprendida le contesté: "vino ja ja". El chico X no me respondió entonces decidí torpemente llamarlo. Llamado que el rechazó y yo me quedé en medio de un lugar lleno de gente que circula esbelta y despreocupada con tragos y cigarrilos en la mano, con el pelo radiante y suaves movimientos de los flequillos, todos atractivos, con panza chata y sonrisa turgente. Y ahi estaba yo en medio de toda la luz del mundo acumulada en ese lugar. El chico X llama a mi celular, manoteo y atiendo, confunde mi numero con el de un amigo y el mensaje de " qué vamos a tomar" no era para mí. Me siento aun mas estupida hablando a los gritos a la par del baño de hombres y de ultima le propongo que me busque, acepta y conozco el cerro de noche, como una boca de lobo, una selva petrificada donde podría haber una colonia de pervetidos sexuales que asaltan a los jovenes desnudos dentro de los autos. La pasé bien, Sr. Stallone, pero no todo se pudo completar, aunque creo que esta vez no fue mi culpa.
Al otro día me levanté y se me rompió en pedazos un vaso en la mano izquierda, siempre me lastimo la mano izquierda ( hace unos meses me corté la linea del amor con un cuchillo tramontina intentando separar dos hamburguesas) ahora se me clavó una astilla en la base del dedo gordo, el dedo del O.K, el dedo del " está todo bien, me va barbaro en la vida, no tengo preocupaciones y cuando camino por la calle el viento me golpea en la cara y me confirma que todo está resplandeciente, no me duele nada, y las complicaciones se resuelven al instante". Ese dedo, el dedo gordo que hace esa seña maravillosa. Pensé que no era nada, pero al cabo de unos minutos me empezó a sangrar. Primero despacito, luego cada vez mas, la sangre bajaba en cascadas hasta la muñeca. Creo que me clavé una astilla en lo profundo del dedo gordo, no la siento pero se que está ahi fagocitandome entre la carne, quizás al cabo de unos años se me arme una capa de vidrio entra la carne y la piel. Pienso que van a tener que abrirme con un bisturí y escarbar hasta encontrar la astilla en el dedo del "me va barbaro en la vida, estoy feliz".
La pregunta es: Usted Sr. Rambo, ya que todo lo resuelve, que opinion tiene al respecto?
15 de abril de 2007
10 de abril de 2007
Mi Derecho-Boxeador
Todavía no comprendo si la tos fue un radiante vaticinio o una reacción psicosomática a mi encuentro contigo.
Todo se activa cuando aparece un cosquilleo como de agujitas arañando la garganta. Pinchan, trazan, garabatean detrás de la campanilla logrando la irrupción de la inoportuna tos. Tos. Tos. Pausa. Pretendo cerrar la boca y me sube una especie de arcada que me abre la boca de nuevo y tos, tos, pausa. Provoco en mis compañeros un ataque de risa feroz. Es evidente que tengo un ataque de tos y en segundos se me empapa la cara de lagrimas. Yo, remadora, intento detener el ataque, en vano, porque me tiento y debo parecer un monstruito con los ojos eyectados en sangre bañado en lagrimas y el cuerpo empapado en transpiración que seguramente se me confunde con las lagrimas y las carcajadas. Las mías, las de mis compañeros, las de toda el aula. En el ademán de chica estúpida que se tienta en medio de una clase, me despeino el flequillo, siento que progresivamente se me va mojando toda la remera, que debo tener la cara roja, hinchada por la falta de aire, mis compañeros me ofrecen un caramelo, quiero decir no con el dedo y me vuelvo a despeinar el flequillo. Estamos sentados al final. Típica elección de los malitos del curso que se sientan atrás para escupir y reirse de las preguntas de los salames de adelante. Pero en esa posición, la salame era yo con el ataque espasmo abriéndome paso con la cara llena de lagrimas y la tos, tos, pausa.
Logré salir y solté toda la tos como si abriera una bolsa con gatos. Me puse detrás de un cartel y tosí como una infectada hasta que me salieron mocos y tuve miedo que los demás me hayan visto en plena escena. Me limpié con velocidad de mago mientras sentía el modo perverso en que el sudor se mezclaba con las lagrimas forzadas.
Entonces me sequé la cara con las manos transpiradas, me peiné las entradas y las cejas de memoria, mis compañeros me observaban con piedad y sumaban su lastima con la mía propia hasta hacerme explotar en el reflejo de una ventana. Una petisita panzona con mala postura cervical, nariz de punta ligeramente caída, remera naranja, zapatillas verdes y pantalón ancho para disimular el kilaje a cuestas. Mirar alrededor fue el desvanecimiento total que me dejó allá abajo como una mancha pegajosa derramada al azar. Mis compañeras todas mas altas y señoritas, secas, sobre todo, secas, caminaban por el mismo pasillo que yo caminaba como una mancha pegajosa.
Y ahí fue que te encontré. Claro, no fue psicosomático fue un vaticinio fatal aquel ataque espasmódico de tos. Ahí estabas acomodándote la mochila. Tan proporcionado en todas tus formas, cada músculo hinchado a la perfección y el pelo corte patovica militar.
Mi boxeador preferido. Equilibrado como una de esas piolas con las que entrena. Tez oscura que te hace renegar y a mí me parece una tonalidad espléndida para tu piel. Tu piel y tu barba afeitada al estilo del negro de Brigada A. Todo en vos es armonioso. Tu altura, tu naricita, tu pene, me acuerdo de él, ay! no puedo. Tan desnudo y tan duro confesándome al oído que te quedarías todo el día adentro mío. Te acomodabas la mochila y yo, la mancha pegajosa, llena de mocos y de olor a transpiración se acercaba a vos queriendo evadirte pero ya era imposible, el pasillo, vos y la mancha. Te extrañé, es duro decirlo. A tu dulzura y a tu pene y tu risita picarita. Yo, la mancha pegajosa y él, mi Derecho- Boxeador. Yo me siento una vieja barbuda, una vieja mancha barbuda. Me habla de derecho, a mi me importa un carajo el derecho y de repente erosiona la palabra “mi novia”. No me animo a preguntarle si volvió con la loca que no tenía amigas y lo psicopateaba por eso el iba a terapia, menos me animo a saber que después de dejarme decidió enseriarse y rehacer su psicopateada vida con una hija de puta nueva que ya recibió el trabajo hecho por mí que me tuve que aguantar horas y horas de ardiente verano escuchando sus paranoias amorosas. Me habla y yo pienso si será su vieja novia que tenía bajo vientre y mucha, demasiada mala onda. Corta su discurso de no sé qué para decirme: “ah, pero estás hecha mierda en serio, te tomaste algo ya?”. Le digo que sí, mientras me trago los mocos y pienso dónde quedó la chica que se desnudaba en los telos a cualquier hora y tenía espasmos y sudaba de placer.
Nos despedimos. Yo evito que se me acerque mucho, debo tener olor.
Todo se activa cuando aparece un cosquilleo como de agujitas arañando la garganta. Pinchan, trazan, garabatean detrás de la campanilla logrando la irrupción de la inoportuna tos. Tos. Tos. Pausa. Pretendo cerrar la boca y me sube una especie de arcada que me abre la boca de nuevo y tos, tos, pausa. Provoco en mis compañeros un ataque de risa feroz. Es evidente que tengo un ataque de tos y en segundos se me empapa la cara de lagrimas. Yo, remadora, intento detener el ataque, en vano, porque me tiento y debo parecer un monstruito con los ojos eyectados en sangre bañado en lagrimas y el cuerpo empapado en transpiración que seguramente se me confunde con las lagrimas y las carcajadas. Las mías, las de mis compañeros, las de toda el aula. En el ademán de chica estúpida que se tienta en medio de una clase, me despeino el flequillo, siento que progresivamente se me va mojando toda la remera, que debo tener la cara roja, hinchada por la falta de aire, mis compañeros me ofrecen un caramelo, quiero decir no con el dedo y me vuelvo a despeinar el flequillo. Estamos sentados al final. Típica elección de los malitos del curso que se sientan atrás para escupir y reirse de las preguntas de los salames de adelante. Pero en esa posición, la salame era yo con el ataque espasmo abriéndome paso con la cara llena de lagrimas y la tos, tos, pausa.
Logré salir y solté toda la tos como si abriera una bolsa con gatos. Me puse detrás de un cartel y tosí como una infectada hasta que me salieron mocos y tuve miedo que los demás me hayan visto en plena escena. Me limpié con velocidad de mago mientras sentía el modo perverso en que el sudor se mezclaba con las lagrimas forzadas.
Entonces me sequé la cara con las manos transpiradas, me peiné las entradas y las cejas de memoria, mis compañeros me observaban con piedad y sumaban su lastima con la mía propia hasta hacerme explotar en el reflejo de una ventana. Una petisita panzona con mala postura cervical, nariz de punta ligeramente caída, remera naranja, zapatillas verdes y pantalón ancho para disimular el kilaje a cuestas. Mirar alrededor fue el desvanecimiento total que me dejó allá abajo como una mancha pegajosa derramada al azar. Mis compañeras todas mas altas y señoritas, secas, sobre todo, secas, caminaban por el mismo pasillo que yo caminaba como una mancha pegajosa.
Y ahí fue que te encontré. Claro, no fue psicosomático fue un vaticinio fatal aquel ataque espasmódico de tos. Ahí estabas acomodándote la mochila. Tan proporcionado en todas tus formas, cada músculo hinchado a la perfección y el pelo corte patovica militar.
Mi boxeador preferido. Equilibrado como una de esas piolas con las que entrena. Tez oscura que te hace renegar y a mí me parece una tonalidad espléndida para tu piel. Tu piel y tu barba afeitada al estilo del negro de Brigada A. Todo en vos es armonioso. Tu altura, tu naricita, tu pene, me acuerdo de él, ay! no puedo. Tan desnudo y tan duro confesándome al oído que te quedarías todo el día adentro mío. Te acomodabas la mochila y yo, la mancha pegajosa, llena de mocos y de olor a transpiración se acercaba a vos queriendo evadirte pero ya era imposible, el pasillo, vos y la mancha. Te extrañé, es duro decirlo. A tu dulzura y a tu pene y tu risita picarita. Yo, la mancha pegajosa y él, mi Derecho- Boxeador. Yo me siento una vieja barbuda, una vieja mancha barbuda. Me habla de derecho, a mi me importa un carajo el derecho y de repente erosiona la palabra “mi novia”. No me animo a preguntarle si volvió con la loca que no tenía amigas y lo psicopateaba por eso el iba a terapia, menos me animo a saber que después de dejarme decidió enseriarse y rehacer su psicopateada vida con una hija de puta nueva que ya recibió el trabajo hecho por mí que me tuve que aguantar horas y horas de ardiente verano escuchando sus paranoias amorosas. Me habla y yo pienso si será su vieja novia que tenía bajo vientre y mucha, demasiada mala onda. Corta su discurso de no sé qué para decirme: “ah, pero estás hecha mierda en serio, te tomaste algo ya?”. Le digo que sí, mientras me trago los mocos y pienso dónde quedó la chica que se desnudaba en los telos a cualquier hora y tenía espasmos y sudaba de placer.
Nos despedimos. Yo evito que se me acerque mucho, debo tener olor.
9 de abril de 2007
Con bombos y platillos
EL pasado miercoles se conmemoró el aniversario de la Batalla de Maipu. En dicha ocasión se realizó un acto conmemorativo en la Plaza San Martín, que contó con la participación de una banda que deleitó con su sonido al inexistente público. Al finalizar, cada músico tomó su instrumento, su ciclo motor, muchos se movilizaban en este tipo de móviles y se dirigió a su casa, a pasar el resto del dia con su familia.
7 de abril de 2007
Bailar sin musica (2° PARTE)
Aeroparque Metropolitano. Cambio de jurisdicción. Cambio de estado civil. Matrimonio joven. Creen que es mi marido. Soy su mujer entonces. Taxi. Breve discusión con el chofer estresado. Nos separamos. Concreto cita con el posible editor a las 2 de la tarde. Reencuentro con J. Comemos. La cerveza nos distiende. Ya no somos matrimonio. Conversión en una primera salida de potenciales novios. Los mismos nervios. Los mismos diálogos. 4 de la tarde. Llego tarde al encuentro con el editor. Quedo para la mierda.
7 de la tarde. Tormenta porteña. J. me propone que largue todo y nos encontremos en avenida Santa Fe. No le hago caso. 9 de la noche. Sigue lloviendo. No hay taxis. Debería haberle hecho caso.
Callao y Quintana. Viernes a la noche. Me da la dirección y el numero de habitación de su hotel. Histeriqueo. Le temo a la escena de la habitación. Él y yo. Nada que nos arruine. Nos interrumpa. Histeriqueo.
Llegamos a San Telmo. Frío. Frío. Nos hacemos los snobs. Pedimos cerveza de vino. De frambuesa. Nos da asco. Somos fuertes. Intentamos serlo.
Cambio de estado civil. Conversión en un dúo de afectados por el amor irresoluto.
Histeria x 2. doble incompetencia. Cerveza normal. Mareo. Prematuro emborrachamiento.
4 de la mañana. Taxi a Callao y Quintana nuevamente. Beso reprimido desde las 9 de la mañana del día anterior. Consumación. Beso demente. De prostituta a prostituto.
Besos en la calle. Graduación: mas dulce. Cambio de estado civil. Los potenciales novios de las 4 de la tarde se transforman en novios a las 4 de la mañana.
Bar de recoleta. Cool. Besos en la barra. Hot. Afuera mas frío. Despiadado viento del río.
Departamento de Callao. Cambio de estado civil. Conversión: volvemos a ser dos viejos divorciados con ganas de coger. El piso de parquet hace ruido. Tenemos la cama pero preferimos seguir parados. Borrachos inconscientes. El parquet chilla.
No tiene forro. Acabo yo sola por otros medios. Sabe tocarme. Es un experto para con mis claves de seguridad. Sé que no puedo mentirle. Lo descifra todo.
Está enojado. El descenso dentro del ascensor es lo mas incomodo de todo.
Cambio de estado civil. Un dúo de desconocidos mirándose en el espejo. Contando los pisos que faltan bajar. La chica está culposa por no haberle regalado generosamente un orgasmo. El chico advierte esa culpa y se aprovecha.
6 de la mañana. Al final del lobby el portero somnoliento pareciera olernos. Lo acompaño a la calle. Mi tremenda culpa. Él y yo. Sigue lloviendo. Cada uno por su lado. Él en su hotel. Yo piso el parquet y me tiro a la cama. Cambio de estado civil. Conversión en soltería.
7 de la tarde. Tormenta porteña. J. me propone que largue todo y nos encontremos en avenida Santa Fe. No le hago caso. 9 de la noche. Sigue lloviendo. No hay taxis. Debería haberle hecho caso.
Callao y Quintana. Viernes a la noche. Me da la dirección y el numero de habitación de su hotel. Histeriqueo. Le temo a la escena de la habitación. Él y yo. Nada que nos arruine. Nos interrumpa. Histeriqueo.
Llegamos a San Telmo. Frío. Frío. Nos hacemos los snobs. Pedimos cerveza de vino. De frambuesa. Nos da asco. Somos fuertes. Intentamos serlo.
Cambio de estado civil. Conversión en un dúo de afectados por el amor irresoluto.
Histeria x 2. doble incompetencia. Cerveza normal. Mareo. Prematuro emborrachamiento.
4 de la mañana. Taxi a Callao y Quintana nuevamente. Beso reprimido desde las 9 de la mañana del día anterior. Consumación. Beso demente. De prostituta a prostituto.
Besos en la calle. Graduación: mas dulce. Cambio de estado civil. Los potenciales novios de las 4 de la tarde se transforman en novios a las 4 de la mañana.
Bar de recoleta. Cool. Besos en la barra. Hot. Afuera mas frío. Despiadado viento del río.
Departamento de Callao. Cambio de estado civil. Conversión: volvemos a ser dos viejos divorciados con ganas de coger. El piso de parquet hace ruido. Tenemos la cama pero preferimos seguir parados. Borrachos inconscientes. El parquet chilla.
No tiene forro. Acabo yo sola por otros medios. Sabe tocarme. Es un experto para con mis claves de seguridad. Sé que no puedo mentirle. Lo descifra todo.
Está enojado. El descenso dentro del ascensor es lo mas incomodo de todo.
Cambio de estado civil. Un dúo de desconocidos mirándose en el espejo. Contando los pisos que faltan bajar. La chica está culposa por no haberle regalado generosamente un orgasmo. El chico advierte esa culpa y se aprovecha.
6 de la mañana. Al final del lobby el portero somnoliento pareciera olernos. Lo acompaño a la calle. Mi tremenda culpa. Él y yo. Sigue lloviendo. Cada uno por su lado. Él en su hotel. Yo piso el parquet y me tiro a la cama. Cambio de estado civil. Conversión en soltería.
5 de abril de 2007
Bailar sin musica ( 1ª PARTE)
Septiembre de 2006. Primavera.
Saco pasajes en avión.
La noche anterior duermo en segmentos de dos horas. Me despierto con miedo.
En la valija llevo las fotocopias. Tres juegos en una carpeta transparente.
Preembarque aeropuerto Benjamín Matienzo. Finjo leer una revista.
Sigo la fila que conduce a una manga que desemboca en el avión.
Se para la japonesa adelante. Pelo largo negro. Tapado de cuero negro. Toda de cuero. Toda de negro. Manda mensajes. Frenética. Intuyo que está por ejecutar un atentado.
Me imagino que tiene olor a piel amarilla. Me alejo.
La escalera mecánica sube vacía. Se arma y se desarma. Sube J. Está solo.
Su presencia me desmorona. Estamos solos. Solos en el preembarque. Un avión sólo para nosotros. Nos envuelve un sonido anfibio.
No estamos solos. Los asientos separados. La japonesa a mi lado. Su pelo negro en mi hombro. Desesperada. Leo sus mensajes. No es un atentado contra la nación. Averiguo. Chismoseo.
El amante la dejó en el aeropuerto y ahora no le responde los mensajes.
Ella redobla la apuesta. Se adueña del posa brazos compartido. Le manda declaraciones testamentarias. Ultimas voluntades. Él no contesta. La japonesa desilusionada le confiesa su ultimo deseo. El avión despega. No la soporto. Me da miedo. Multiplica mi horror.
Avión + japonesa paranoica.
El único asiento vacío está al lado de J. Pregunto a la azafata por el cambio. Acepta. Se convierte en la patrona de los amantes indocumentados. La japonesa me mira mal. Acabo de dejarla. Me mira con reproche como si fuera su amante. Zafé. Me siento con J. Hablamos contentos. Somos dos viejos divorciados con ganas de coger. A J. le agarra melancolía. Me cuenta. Se enoja. Me culpa. Yo sólo trato de defenderme. Pongo las manos sobre la cara. Me achicharro. Encima turbulencia. Un fiasco.
Saco pasajes en avión.
La noche anterior duermo en segmentos de dos horas. Me despierto con miedo.
En la valija llevo las fotocopias. Tres juegos en una carpeta transparente.
Preembarque aeropuerto Benjamín Matienzo. Finjo leer una revista.
Sigo la fila que conduce a una manga que desemboca en el avión.
Se para la japonesa adelante. Pelo largo negro. Tapado de cuero negro. Toda de cuero. Toda de negro. Manda mensajes. Frenética. Intuyo que está por ejecutar un atentado.
Me imagino que tiene olor a piel amarilla. Me alejo.
La escalera mecánica sube vacía. Se arma y se desarma. Sube J. Está solo.
Su presencia me desmorona. Estamos solos. Solos en el preembarque. Un avión sólo para nosotros. Nos envuelve un sonido anfibio.
No estamos solos. Los asientos separados. La japonesa a mi lado. Su pelo negro en mi hombro. Desesperada. Leo sus mensajes. No es un atentado contra la nación. Averiguo. Chismoseo.
El amante la dejó en el aeropuerto y ahora no le responde los mensajes.
Ella redobla la apuesta. Se adueña del posa brazos compartido. Le manda declaraciones testamentarias. Ultimas voluntades. Él no contesta. La japonesa desilusionada le confiesa su ultimo deseo. El avión despega. No la soporto. Me da miedo. Multiplica mi horror.
Avión + japonesa paranoica.
El único asiento vacío está al lado de J. Pregunto a la azafata por el cambio. Acepta. Se convierte en la patrona de los amantes indocumentados. La japonesa me mira mal. Acabo de dejarla. Me mira con reproche como si fuera su amante. Zafé. Me siento con J. Hablamos contentos. Somos dos viejos divorciados con ganas de coger. A J. le agarra melancolía. Me cuenta. Se enoja. Me culpa. Yo sólo trato de defenderme. Pongo las manos sobre la cara. Me achicharro. Encima turbulencia. Un fiasco.
2 de abril de 2007
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