11 de noviembre de 2007

Acerca del psicoanálisis



El día sábado, el conjunto musical Michael Stuar fue invitado por la Asociación Freudiana de Psicoanálisis a ofrecer un show un una fiesta de cierre de un Congreso celebrado por dicha Asociación. Previo al show propiamente dicho, Max y Lowrey ofreció una suave bienvenida. Aquí la transcripción del discurso.

Buenas Noches. Es un placer esta aquí con todos ustedes. No queríamos dejar de agradecer la invitación a brindar en el cierre de este congreso con esta gente maravillosa que se ha congregado hoy aquí. La verdad que a mi particularmente esto me trae algunos recuerdos que tenía olvidados, sepultados mas bien diría. Créanlo o no, yo tengo una experiencia psicoanalítica. Es algo que muy poca gente sabe, una parte oculta de mi vida, y es que yo tambíen he frecuentado el mundo de los divanes durante mucho tiempo. El saldo de todo esto no ha sido más que un puñado de anécdotas, algunas historias que serán por siempre para mi…inolvidables. En este preciso momento se me viene una a la mente, justamente de la última sesión a la que asistí. En aquel entonces mi vida pasaba por un momento de agitación, y me encontraba un poco perdido, malherido,aburrido, y anestesiado de vivir como vivía, por lo que asisitía regularmente una vez a la semana a un psicoanalista del cual no voya a dar detalles. La cita para mi sesión tenía como horario las 14 hs. Corría el mes de diciembre, por lo que pueden imaginarse la temperatura que un mediodía del 15 puede tener. Como si esto fuera poco, la sesión era en una locación eminentemente céntrica. El calor era insoportable. De todos modos acudí a la cita, pensando en que quizá encontraría alguna respuesta a mis preguntas. La sesión duró solamente 5 minutos. Sí, 5 minutos. Bajé las escaleras indignado y vagué por las calles. Eran las 14.15. la temperatura iba en ascenso. Mi mente estaba confundida. No podía creer lo que había sucedido, $50 la sesión y apenas me llego a acomodar en el diván me dicen que me vaya, me sentía verdaderamente estafado. Esto era una profesión o un negocio? De pronto, tuve un instante de plena lucidez y pensé. Por primera vez, pensé. Decidí suicidarme inmediatamente. Bajé por calle Santiago y llegando a Suipacha aparecieron las vías del tren. Una bocina sonaba a lo lejos y una suave vibración podía sentirse en los metálicos rieles. La oportunidad era perfecta, no podía dejarla pasar. Ya podia ver la máquina acercarse arrastrando cientos de vagones. Imaginaba mi cuerpo siendo trozado por el tren y no podía menos que excitarme. Me acosté sobre las vías. El sol me pegaba en los ojos y la vibración iba en ascenso, me recorría la espalda y todos los huesos como una descarga eléctrica. La bocina sonaba cada vez más cerca y más fuerte. Transpiraba muchísimo, mis muslos y mis axilas estaban derritiendose. Cierro los ojos y aprieto con fuerza los dientes, siento el tren cada vez más cerca, el fin es inminente. En en el mismo instante del impacto, siento una luz que me quema los párpados y escucho una voz. Una voz que me dice: Eh, amigo, que hacés ahí tirado, correte que tengo que pasar por ahí, Meta amigo, que no tengo todo el día!!

6 comentarios:

Dalai irma dijo...

y la gente de la asociación se reía? o qué

Farber dijo...

y la gente de la asociación se reía,
y los que no eran de la asociación tambien.
No es que se revolcaran de la risa,
tal vez solo sonreían.
La verdad que no se muy bien de qué:
Si de mí
de lo que decía
de lo que no decía
o tal vez simplemente háyanse reído de ellos mismos,
no lo sé.

pero reían.

GNC dijo...

Y la gente coreaba, luego del concierto, SIDA!! SIDA!! SIDA!! SIDA!! SIDA!! SIDA!! QUEREMOS SIDA!! QUEREMOS SIDA!!

marciano dijo...

seguro que era leites el hijo de puta

lombriza dijo...

que tremenda experiencia! Habrás hecho quedar con la boca abierta a unos cuantos lacanianos...

feliz año nuevo!!

Anónimo dijo...

o abran pensado este niño poco sabe de lo q habla!, pero sonriamos, no hagamos quedar mal, quiza le generemos mas traumas