24 de noviembre de 2007

esa es mi mujer?


No nos casamos porque sabemos que podría funcionar.

Sabiendo de antemano ésto,

mejor evitar lo que se sabe con certeza y huir a las complicaciones.

Solamente baste pensar en el cambio de estado

siempre más evidente para la mujer en nuestro pais de machos

transformándose ella luego de una simple firma en

"la señora de Farber"


joder!


14 comentarios:

Dalai irma dijo...

y te tengo que hacer la comida y llevarte el diario a la cama?

La Sra de Farber

y el Sr de Farall

Anónimo dijo...

¡Vamos a dar el Si!
Farber y Farall
Si al amor ...
Si a la esperanza ...
Si a la alegría ...
Si a la fe ...
Por eso los esperamos en el 21 de Septiembre de 2008, a las 22.30 hs en el CLUB TUCUMAN BB para festejar.

Hola chicos, me tomé el atrevimiento de ir preparando el texto que podía ir en su tarjeta. Creo que estaría bueno ir definiendo esto. Les paso algunos otro modelos a ver que opinan, pero creo que la primera es corta pero concisa, melosa, pero decente, lo que creo que los grafica a ambos, pero también a cada uno.

Tenemos fe en Dios y esperanza en los hombres ...
Sentimos un amor grande y verdadero ...
Creemos que todo nos estaba predestinado ...
Por eso vivimos la celebración de nuestro
matrimonio como algo natural y a la vez único.
Quisiéramos compartir este momento y esta alegría con ustedes.

Simplemente ... Nos Amamos.
Por eso vamos a casarnos...

Cuando nos conocimos bien, nos dimos
cuenta que habíamos nacido el uno para el otro ...
¿... quién, sino, podría aguantarnos?

Participan a Ud.(s) su enlace y le invitan a presenciar la ceremonia religiosa que se efectuará en la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, el día 21 del corriente a las 21 hs
Septiembre de 2008.
Los novios saludarán en el atrio
Lourdes Farall y Maximiliano Farber

Creo que con esto basta. Espero sean de su agrado.

Y Max, dejate de joder con que no se casan. Las cosas ya están compradas y las banda ya esta invitada.

Dalai irma dijo...

Bueno, además necesito que alguien haga varias listas de invitados; por un lado los músicos, djs; por otro, los artistas plásticos, escritores, directores de teatro, de cine, actores,intelectuales pero no artistas,amigos que rodean a los amigos artistas pero que tampoco son artistas,compañeros del colegio,de la facultad, del trabajo, familiares y todavía no me decido por el testigo que la ley reserva para mí defensa en el registro civil

doble dani dijo...

soy testigo!!!
o me puedo casar con uds?

Dalai irma dijo...

Vos podrías bendecir la ceremonia con la chaqueta blanca y le crucifijo de los punk

Amadeo dijo...

el dani de cura es una imagen fantastica.

a ustedes los van a casar como si fuese una intervencion contra el alcoholismo, un dia van a llegar a un lugar, va a estar todo listo y no van a poder safar.

Dalai irma dijo...

una especie de fiesta sorpresa...jaja podriamos hacer una fiesta sorpresa algun dia; se prende la luz y sorpresa! hay dos anillos de casamiento

Anónimo dijo...

Ok. yo me encargaré de la lista de invitados. Nos tenemos que juntar en algún momento para filtrar a la gente que no es bienvenida. Y el Dani de cura creo que es lo mejor.

Anónimo dijo...

y una lista de ex...

Anónimo dijo...

El nombre.

X, la persona de cuyo nombre estoy por contar la historia, estaba, junto al duende de la calva dorada, contemplando el mundo desde lo alto de una montaña. Aunque es bastante impreciso decirlo así… ¿Estaban en una montaña? Sí; pero estaban en la cima al tiempo que dentro de ella e, incluso, debajo. ¿Contemplaban el mundo? Sí, también; pero lo hacían a la vez que se veían a sí mismos contemplar el mundo: estaban dentro y fuera; arriba y abajo; miraban y se veían…

-… En efecto -estaba diciendo el duende de la calva dorada-, fue todo como yo suponía…, lo cual nada tiene de particular, ya que, en estas cosas, nunca me equivoco. Ella te dio un nombre en su propia lengua. Uno que ella, cuando era niña, solía oír a su gente. Te dio el nombre pero no se lo dijo a nadie, ni siquiera te lo susurró en el oído; no tuvo tiempo, porque la muerte, sigilosamente, la sorprendió y se la llevó.

X, más o menos, imaginó la escena de la muerte de su madre en la oscura y húmeda bodega de un barco. Ella, su madre, estaba exhausta por el trabajo de parto, rodeada de personas desconocidas y con él mismo, recién nacido, en sus brazos.
Cuando volvió de sus divagaciones, vio que el duende de la calva dorada seguía hablando.

-…pero la he recuperado.
-¿Qué?, ¿qué es lo que recuperaste?
-La historia de tu verdadero nombre, ¿no la querés saber?
-Sí, sí, claro…
-Ya sabés que tu mamá murió en un barco, el Gujou-Gujou, durante la travesía desde Fidcusifái hasta esta roña en la que vivís. Y después -agregó con indiferencia-, los marineros la desnudaron y tiraron su cuerpo al mar.
-¡Oh! –exclamó X.
-Como te imaginarás, esto dificultó mucho la tarea de recuperar tu nombre. Después de poco más de veinte años, de tu mami no quedaba mucho: los gritos del parto (que se habían incrustado en la madera del barco), los huesos (que fue lo único que dejaron los peces) y su vestido rosa (en manos de un marinero). Hice mucho para seguir las pistas, y estoy orgulloso del resultado. El Gujou-Gujou siguió su travesía hasta Buenos Aires, desde donde un marinero sin importancia (no el que tenía el vestido, sino otro) viajó hasta este pozo y les entregó a tus padres adoptivos tu pequeñísima persona. En el siguiente viaje, rumbo a Kxsdsw, el Gujou-Gujou naufragó en medio de una tormenta. Restos del casco fueron arrojados a la costa, entre ellos, las tablas que contenían los gritos de mami. Un hombre muy pobre las recogió para construir las paredes de su casucha horrible, que encontré con facilidad: estaba al borde de un risco de la costa de Kxsdsw, un risco azotado por el viento y el mar tempestuoso. En ella vivían, en la mayor de las pobrezas, varias generaciones de la familia de ese hombre. No sé si lo sabés, supongo que no, pero la madera tiene un carácter de mierda y no cuenta fácilmente lo que sabe, ni aun a sus amigos; y siempre ha sido poco problemático tratar con sus cenizas… Así que, en fin, te la hago corta: quemé la casa del hombre pobre, metí las cenizas en una botella y seguí mi camino.

-¿¡La quemaste!?
-Sí, es lo que dije…
-¡Espero que nadie haya salido lastimado!
-Bueno, algunos. Los hombres jóvenes y fuertes tuvieron tiempo de salir corriendo, pero los viejos y casi todas las mujeres murieron quemados.
-¡¿Y los niños?! ¿Había niños…?
-A los niños me los cogí -dijo rápidamente el duende de la calva dorada, que gozaba escandalizando a X.
-¿En serio?
-Bueno, no ha todos; a uno, nomás… Estaba detrás de un arbolito, siendo consolado por una mujer joven y bien formada. Agarré del cuello al niño (habrá tenido unos ocho años), le metí la verga por el culo a la mujer y la hice crecer y crecer, hasta que se le abrió un tajo desde el ano hasta la frente. Una vez muerta la mujer, me dediqué al niño; bueno, a su cabeza, en realidad. Le retorcí el cuello hasta que crujieron los huesos, saltaron los tendones y se desgarró la piel. Me tragué el cuerpo de un bocado y le metí la pija, por la traquea, en la cabeza. Acabé y vi cómo mi semen le colmaba la garganta, la boca y le chorreaba por las mejillas… ¡Medio litro de leche de duende llenándole la cucusa! Un niño con suerte, sin duda.
-Sí, de una…
-Después seguí la pista de los huesos. En el fondo del mar los huesos de tu mamita querida se convirtieron en polvo, y el polvo fue transformado, por un lecho de ostras, en varios puñados de lindas perlas. Con el tiempo, las perlas fueron pescadas y vendidas a un joyero de París, que confeccionó con ellas un lindo collar y se lo vendió a una condesa. Un año después, la condesa murió y un sobrino suyo heredó sus joyas, ropas y otros efectos personales. Un tipo lamentable, el sobrino ese… Por las noches, cuando su familia ya dormía, el coso éste se encerraba en su habitación, se ponía las joyas y la ropa de la condesa, y se paseaba, alegremente, delante de un gran espejo. Allí lo encontré una noche. Lo estrangulé inmediatamente, con el collar.
-¡Oh!
-Luego puse mi atención en el vestido rosa. El marinero que lo robó lo guardó durante un tiempo, hasta que un día, haciéndose el langa se lo dió a una chica de vida casquivana, a cambio de sus favores. A ésta el vestido, cuando lo miró bien, le pareció espantoso, y lo abandonó en un cajón. Ya de vieja, sola, pobre y aburrida, lo cortó y, junto con otras telas sueltas, lo cosió para hacer una colcha. Se la quité mientras dormía frente al televisor.
-¿Y la mataste?
-No, ¿por qué iba a matarla?
-…
-Bueno, así que con las cenizas, que eran los gritos de tu mami, las perlas que eran sus huesos y la colcha que era su vestido, averigüé tu verdadero nombre.
-¡¿Cuál es?!
-Max y Lowrey.
-¡La mierrrrrda!




Pd: Maxi, ¡¡¡sos un capo!!!


Yo.

Anónimo dijo...

ese yo no soy yo.

Dalai irma dijo...

larguísimo

Anónimo dijo...

Si si, lerguiiiisimo.

Anónimo dijo...

Ey, ey, ey! Yo soy yo! Y no soy ni el yo del larguísimo relato, ni el yo que dice que no es el otro yo.